Mientras algunos celebran el Día Mundial de la leche, debemos (o deben) reflexionar sobre la producción de leche y su impacto en los animales que la producen.
A menudo, las vacas son sometidas a practicas inhumanas, incluyendo la separación de sus crías y la producción excesiva de leche mediante métodos artificiales. Este tipo de explotación es cruel e inaceptable.
A continuación te explicamos lo que las obligan a soportar a las vacas:
1. Las mutilan
Las vacas sufren dolorosas mutilaciones a los largo de sus vidas:
Marcaje: los trabajadores utilizan barras de hierro calientes para quemar la carne de las vacas jóvenes. Estas heridas, que no son tratadas pueden ocasionar infecciones.
Descorne: en algunos países como México, a las vacas les cortan los cuernos aún cuando estos están llenos de terminaciones nerviosas sensibles y sangre y lo hacen sin utilizar ningún tipo de anestesia.
Aunque algunas granjas lecheras utilizan vacas “encuestadas” (vacas que se crían para que no desarrollen cuernos), algunas de ellas siguen practicando el descorne.
Corte de cola: otra práctica común es el corte de su cola. Se cortan con tijeras o, en algunos casos, los trabajadores envolverán el alambre o bandas de goma alrededor de la cola
2. Las sacrifican estando embarazadas
Cientos de miles de vacas embarazadas son matadas cada año.
Los terneros machos que al nacer son separados de sus madres no son los únicos bebés que mata la industria láctea, ya que algunos terneros son sacrificados cuando aún están en el vientre de su madre.
Cuando su producción de leche disminuye, las vacas son sacrificadas de forma prematura, podrían vivir más de 20 años pero las sacrifican a los 5 años.
Muchas de estas vacas se encuentran en la última fase de su embarazo, lo que significa que sus terneros pueden continuar con vida y sufrir durante minutos después del sacrificio.
3. Las embarazan continuamente y a la fuerza
Las vacas que producen leche son inseminadas artificialmente una y otra vez para que sigan produciendo leche. Todo el ciclo de embarazos está estudiado desde antes de que nazcan para que produzcan la mayor cantidad posible de leche. Su primer embarazo será a los dos años de edad.
El proceso de inseminación artificial es angustioso, ya que la vaca se ve obligada a entrar en un espacio cerrado donde el ganadero le introduce una pistola inseminadora en la vagina para depositar el esperma.
4. Les quitan a sus crías
Debido a que las vacas solo producen leche tras dar a luz, en España para vender esta leche las vacas son separadas de sus crías en las primeras 24 horas de vida.
Los tenernos son forzados a vivir este traumático evento en el momento más vulnerable de sus vidas. No podrán recibir los cuidados de sus madres, ni sentirse seguros junto a ellas, tampoco tomar su leche.
Si una vaca da a luz a una hembra, esta continuará el ciclo de ser preñada a la fuerza y explotada por su leche, igual que su madre.
Como no producen leche, los terneros machos se consideran inútiles para la industria y la mayoría son sacrificados.
5. Las obligan a producir más leche que nunca
En 1975, una vaca utilizada por su leche producía unos 4.100 litros de leche al año. Hoy en día, una vaca produce el doble de esa cantidad: 8.200 litros de leche al año, lo que supone una media de 22 litros al día.
En España, solo en 2020 mismo año, la cifra de producción de leche fue de 7.449.600 toneladas de leche.
Con el fin de estimular su producción de leche, los operarios les inyectan oxitocina a las vacas, una droga que tiene graves consecuencias para la salud de los animales y de quienes consume los productos lácteos.
Este ciclo cruel y abusivo se repite una media de tres o cuatro veces hasta que la vaca -agotada por los repetidos embarazos, partos y la producción antinatural de leche- es sacrificada por estar enferma o es vendida y enviada al matadero para obtener carne o productos de cuero baratos.
6. Sufren mastitis y cojera
Debido a los sucesivos y constantes embarazos, a que producir cantidades no naturales de leche es muy exigente para el cuerpo de la vaca y que la extracción de la leche se realiza con métodos industriales, las vacas sufren lesiones, infecciones y sangrado en sus ubres que les provocan un inmenso sufrimiento.
Mastitis
Una enfermedad común derivada del ordeño continuado durante varios años es la mastitis, una infección de la ubre que provoca la secreción de pus.
La mastitis puede tratarse con antibióticos, pero esto haría que la leche se considerara no apta para el consumo humano, lo que supondría una pérdida de beneficios para la industria. Por esta razón, si la enfermedad no ha sido diagnosticada o no supone una amenaza inminente para la vida de la vaca, las vacas de algunas explotaciones se siguen ordeñando de todos modos.
Cojera
Debido a las condiciones antinaturales y estériles en las que se mantiene a las vacas, a menudo se quedan cojas con el tiempo.
Esto se debe a que las obligan a estar de pie durante largos periodos de tiempo sobre suelos duros, al recorte inadecuado de sus pezuñas o la falta de recorte, la desnutrición, las infecciones y la mala calidad general de las instalaciones;
Todo esto hace que las vacas carezcan de fuerza y se debiliten.
7. La mayoría nunca ni pisa el pasto
La mayoría de las vacas utilizadas para la producción de leche están confinadas en pequeños cobertizos sin acceso al exterior.
En estos lugares estos animales sociales e inteligentes no pueden satisfacer sus deseos y necesidades ni expresar sus comportamientos naturales, lo que les provoca una gran angustia.
Algunas vacas son mantenidas en establos, donde, debido al espacio extremadamente limitado, son atadas con una cadena, barras de metal o cuerdas atadas alrededor del cuello.
Una vaca puede estar encadenada hasta 24 horas al día sin poder moverse ni siquiera darse la vuelta.
8. Las matan para carne barata
Las vacas de la industria láctea son criadas específicamente para producir cantidades de leche mucho mayores de las que jamás producirían de forma natural y para eso las obligan a tener repetidos embarazos.
Estos abusos que cometen contra sus cuerpos hacen mella en su salud. A los pocos años de edad (exactamente a los 5 años en lugar de poder vivir su vida natural de hasta 25 años), están exhaustas y su producción de leche disminuye y ya no son rentables para la industria.
Como las consideran improductivas son enviadas al matadero y vendidas para obtener carne y productos de cuero baratos.
9. Confinados en soledad
Tras ser separados de sus madres, los terneros pasan gran parte de su vida en confinamiento extremo. De hecho, la mayoría pasarán los primeros 2 ó 3 meses de vida confinados en cobertizos solitarios y estériles, alimentados con una dieta de sustitutos de la leche mientras los humanos beben la leche destinada a ellos.
Por otra parte, sus madres, pasan sus vidas confinadas en galpones sin acceso al exterior, atadas por el cuello dentro de establos, incapaces de realizar incluso los comportamientos más básicos esenciales para su bienestar como pastar, echarse o caminar libremente.
10. Todas las vacas van al matadero
Todas las vacas explotadas por su leche terminan su vida en el mismo lugar: el matadero.
Luego de una vida miserable, al ser transportadas al matadero las vacas que ya no pueden caminar hasta los camiones que las transportarán hacia ese terrible final son arrastradas por el suelo con grúas.
Son obligadas a entrar en cámaras de aturdimiento. Dentro de estas cámaras, se les dispara en la cabeza, un proceso destinado a dejarlas inconscientes. Sin embargo, muchas siguen conscientes cuando las degüellan.
Ni siquiera al final de su vida, la industria que las exprimió hasta la última gota de leche, tiene un gesto de consideración hacia estos sensibles y pacíficos animales.
En conclusión, es importante entender que el consumo de leche animal no es esencial para nuestra dieta, y existen muchas alternativas sabrosas y saludables disponibles.
La industria láctea también tiene un impacto significativo en el medio ambiente, desde la emisión de gases de efecto invernadero hasta la contaminación del agua. Al promover alternativas sostenibles, podemos reducir nuestro impacto ambiental y apoyar a las comunidades locales.
Por estas razones, es importante que consideremos el bienestar animal y el impacto ambiental al elegir los alimentos que consumimos. Debemos apoyar practicas de producción éticas y sostenibles y considerar alternativas cuando sea posible.
Para finalizar, en este día mundial de la leche, invito a todos a reflexionar sobre su consumo y hacer elecciones informadas y conscientes para mejorar nuestro bienestar y proteger nuestro planeta.
[Redaccion: Josefina Real de Azua, Voluntaria El Paraiso de los Animales]


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